Con las puertas abiertas al sueño,
con los sueños abiertos de par en par,
con la fe que recobra el aliento
y vuelve a la batalla.
Con las voces venciendo al silencio,
con un himno que de ganas de cantar,
con el coro que se alza sin miedo
y nunca más se calla.
Así... así... sería más lindo mi país.
Con la torta en reparto sin verso,
con las justas porciones a cada cual,
con el premio aquí, no en el cielo,
sin huecos en la panza.
Con canciones que canten lo nuestro,
no en la lengua prestada del Tío Sam,
nuestra autentica voz, nuestro acento
y nuestras esperanzas.
Así... así... sería más lindo mi país.
Sin apuestas al Dios financiero, sin el sordo egoísmo brutal,
sin la juventud de duelo, sin la moda de aflojar.
Con los niños creciendo sin freno, su mirada aleteando en libertad,
con maestros que cuiden su vuelo y tengan recompensa.
Con escuela y trabajo a pleno, para chicos y chicas que no se van,
con el ojo alerta y los dedos desenredando trenzas.
Así... así... sería más lindo mi país.
Sin entregas por treinta dineros, sin remates de nuestro caudal,
sin banderas por el suelo, sin la villa marginal.
Con la mano tendida al abuelo que ha ganado el descanso con su jornal,
que no sea tan triste ser viejo y tan pobre su morada.
Con gobiernos que sean gobiernos,
con promesas cumplidas de pe a pa,
con la masa que vuelve a ser pueblo
y decide su manana.
Así... así... sería más lindo mi país.
Ignacio Copani